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El turismo rural asturiano busca su relanzamiento con clientes extranjeros

 

 

El turismo rural asturiano aún tiene capacidad de crecimiento y busca su relanzamiento con la captación de más clientes extranjeros y la comercialización de productos innovadores con un valor añadido mayor y compartido por distintas empresas.

«Hay que captar más turista extranjero y atraer más clientes con productos innovadores. No creo que el mercado asturiano de turismo rural esté saturado» ha asegurado hoy la presidenta del Cluster de Turismo Rural de Asturias, Maite Jiménez, durante el acto con el que se ha conmemorado hoy en el ‘stand’ de Asturias en la Feria Internacional de Turismo (Fitur) los 30 años desde la apertura del hotel La Rectoral de Taramundi, una experiencia que fue pionera en España.

Este cluster es fruto de un proyecto que empezó a gestarse hace dos años, con el apoyo del presidente del Principado, Javier Fernández, que hoy cuenta ya con 67 empresas asociadas, cincuenta más de las que formaron su embrión el pasado mes de julio.

Entre ellas no sólo hay establecimientos hoteleros, sino que también se han incorporado agencias de viajes, de turismo activo, de publicidad, restauración o consultoras que quieren generar productos de valor innovadores y una forma diferente de trabajar en la que sean capaces de generar sinergias o proyectos para posicionarse mejor en el mercado.

«Es una nueva forma de trabajo», ha afirmado Jiménez, que ha asegurado que se trata de un proyecto «abierto y vivo» que tiene mucho recorrido y que va a ser exitoso.

El consejero de Empleo, Industria y Turismo, Francisco Blanco, ha anunciado también hoy en este marco que el Principado acogerá este año un congreso nacional sobre turismo rural, de cuyo nacimiento se celebra este año su treinta aniversario.

Desde entonces, según ha recordado hoy el consejero de Empleo en Fitur, se han abierto en Asturias 1.800 alojamientos rurales con más de 18.000 plazas que el pasado año acogieron a 200.000 turistas, que realizaron 650.000 pernoctaciones.

«Asturias sigue a la vanguardia del país», ha asegurado hoy el consejero antes de incidir en que, pese al pequeño tamaño de Asturias, es la tercera comunidad autónoma con un mayor número de plazas de turismo rural y la cuarta en cuanto a turistas que recibe.

Blanco ha afirmado que se está haciendo una apuesta por la calidad y por las actividades complementarias y que eso ha contribuido a mantener la fortaleza de este ámbito, que inicio en 1986 su desarrollo con la apertura del primer hotel rural de cuatro estrellas del país que fue La Rectoral de Taramundi.

A ese hito, le siguió la constitución de la marca Casonas asturianas, que acoge los 50 mejores hoteles rurales del Principado, y la marca de Aldeas, a la que hay acogidas ya otros 56 alojamientos y que hoy en día son 150 empresas de turismo activo las que hay en funcionamiento en Asturias.

Blanco ha reconocido que el paisaje asturiano es una de las ventajas competitivas de la región que hay que seguir explotando y ha presentado la publicación de una nueva guía dedicada al ecoturismo para la observación de la flora y la fauna.

El acto ha contado también con la presencia de ; Eduardo Lastra, exalcalde de Taramundi y uno de los propulsores del turismo rural, y el actual regidor de este municipio, César Villabrille.

El primero de ellos ha reconocido que el turismo rural no resuelve todos los problemas, pero que en Taramundi supuso un antes y un después para los vecinos de un concejo que hasta la apertura de La Rectoral estaba abandonado y olvidado por las administraciones públicas y que ni siquiera tenía garantizado el suministro eléctrico con normalidad.

Villabrille ha incidido en que 30 años después, este pequeño concejo de 700 habitantes cuenta con 400 plazas turísticas en apartamentos casas de aldea y cuatro hoteles, de los que La Rectoral sigue siendo su buque insignia, que han servido para recuperar el patrimonio arquitectónico.

No obstante, ha asegurado que el turismo rural ha sido decisivo para evitar el despoblamiento del concejo y que los jóvenes puedan seguir viviendo en la comarca.

Fuente: El Economista

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