show news list

La Manzana del Acero, a punto de completarse con la nueva sección de I+D de laminación

Tres mil metros cuadrados de una nave concebida inicialmente como un concesionario de coches que nunca llegó a ponerse en marcha servirán ahora para albergar una planta piloto de laminación y galvanizado. Es una de las patas que faltaban para completar el proyecto de la conocida como Manzana del Acero, una acería a escala que, dentro de unos meses, permitirá reproducir todo el proceso de siderurgia integral.

La obra civil para adecuar esta nave comenzó hace alrededor de dos meses, y se espera que pueda finalizar este verano. Estas semanas se preparan los suelos para las canalizaciones de agua y los asentamientos de la maquinaria, y se compartimentan los espacios que albergarán oficinas, laboratorios y las propias zonas en las que se procesará el acero. También el trabajo en el aspecto energético está siendo importante. «Requiere mucha potencia, aunque no vayamos a trabajar a nivel industrial, sino de investigación», explica el gerente del Instituto Tecnológico de Materiales, Íñigo Felgueroso. En total, la obra civil requiere de una inversión de 350.000 euros.

Fabricación a escala
Con la puesta a punto de esta nave, y de otra contigua se completará la Manzana del Acero. En la antigua sede de la Fundación Metal, que fue alquilada por ArcelorMittal, ahora también se trabaja para adaptarla a otros procesos de fabricación y, en cuanto ambas estén listas, dejará de hacer falta recurrir a equipamientos externos para laminar o galvanizar las coladas que salen del edificio del ITMA.

Las nuevas aleaciones creadas por los investigadores de clúster Polo del Acero se llevan actualmente a una planta belga para hacer allí los planos, lo que provoca una demora de unos seis meses, debido a la elevada demanda. Las nuevas instalaciones avilesinas permitirán acortar en ese medio año los proyectos. «Las empresas ganarán en agilidad, porque lograremos reducir el tiempo de lanzamiento de los nuevos aceros y productos al mercado», explica.

Tras finalizar la obra civil aún será necesario aprovisionar las nuevas instalaciones. Parte de los equipos ya se encuentran en la nave, como una máquina de laminación en frío y otra de galvanizado. La de laminación en caliente, en cambio, aún se está desarrollando, y tendrá que ser fabricada por un proveedor externo. «Es maquinaria muy específica y muy singular, que no es posible encontrar en el mercado», cuenta Felgueroso.

Los equipos comenzarán a instarse a finales de este año, y se prevé que puedan estar operativos a principios de 2017, aunque «este es un proyecto escalonado que se irá haciendo en un plazo de dos a tres años», relata el gerente del ITMA. La maquinaria se irá incorporando progresivamente, aunque no toda está definida porque «el círculo no se cierra, y se irán incorporando nuevas tecnologías».

Primera planta piloto

Cuando esté completa, la de la Manzana del Acero ser á la primera planta piloto que reproduzca el proceso siderúrgico al completo. En este centro de investigación se crearán nuevas aleaciones pensadas para las necesidades de los clientes, se diseñarán los productos, se fabricará el acero que después se transformará en largos o planos y, posteriormente, se testeará y se validará. Todo a tamaños preindustriales, con lingotes de unos 150 kilogramos, y en una superficie de unos 15.000 metros cuadrados distribuidos en tres edificios contiguos.

El principal cliente será, sin duda, ArcelorMittal, que tendrá una participación activa en el centro tecnológico, aunque no será el único. Del Polo del Acero forman parte actualmente otras quince empresas. Son el grupo Daniel Alonso, Idesa, Duro Felguera, Astilleros Gondán, Hiasa, Asturfeito, Talleres Alegría, Tuinsa Norte, Mivisa, Olmar, García Rama, TSK, Asturfeito e Hierros Marcelino Franco, aunque en el clúster también se incluyen el propio ITMA y la Universidad de Oviedo.

El Polo del Acero nació hace apenas nueve meses, con el objetivo de impulsar el liderazgo tecnológico de estas compañías y de aportar una ventaja competitiva, donde el desarrollo de nuevos aceros que se adapten a las necesidades del mercado tiene una importancia crucial.

Las nuevas instalaciones no solo permitirán ganar tiempo, sino además tener un control exhaustivo de todo el proceso de fabricación, lo que redundará en beneficio de las empresas. «Puede suponer una mejora radical de la cadena de valor», señalan desde el ITMA.

Fuente: El Comercio